Señor!
En todo lo que yo te pida, te agradezco la infinita bondad con la que me atiendes.
No consideres lo que yo te ruegue sino aquello de lo que más necesite.
Y cuando me consideres aquello que yo más necesite, Enséñame a usar tu concesión, no sólo en mi provecho, sino también en beneficio de los otros. Con el fin de que yo sea feliz con tu dádiva, sin perjudicar a nadie.
ANDRÉ LUIZ----
Francisco Cândido Xavier
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